MONICION AMBIENTAL
El Señor nos llama
este domingo, partiendo de la inmortalidad del alma, a ser solidarios, haciendo
el bien al pobre que está cerca de nosotros, movidos por el mismo amor a Dios.
La auténtica riqueza, la que cuenta para Dios, se conquista con la generosidad,
la pobreza voluntaria y compartiendo los bienes que el Señor nos ha confiado a
cada uno, sean materiales o espirituales.
ORACION COLECTA
Oh Dios, que manifiestas especialmente tu poder con el
perdón y la misericordia, derrama incesantemente sobre nosotros tu gracia, para
que, deseando lo que nos prometes, consigamos los bienes del cielo.
Por nuestro señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
M. El profeta Amós
afirma que el camino para la cautividad es la opulencia en el comer y el
vestirse, ignorando la indigencia del prójimo.
Lectura de la profecía de Amós 6,1a. 4-7
Así dice el Señor
todopoderoso:
«¡Ay de los que se
fían de Sion y confían en el monte de Samaria! Os acostáis en lechos de marfil;
arrellenados en divanes, coméis carneros del rebaño y terneras del establo;
canturreáis al son del arpa, inventáis, como David, instrumentos musicales;
bebéis vino en copas, os ungís con perfumes exquisitos y no os doléis del
desastre de José. Pues encabezarán la cuerda de cautivos y se acabará la orgía
de los disolutos.»
Palabra de Dios.
SALMO RESPOSORIAL Sal 145, 7. 9-9a.
9bc-10 (R.:1b)
M. Alabemos al
Señor por su fidelidad, su justicia y su amor providente, diciendo: R/. Alaba alma mía al Señor.
Él mantiene su
fidelidad perpetuamente, él hace justicia a los oprimidos, él da pan a los
hambrientos. El Señor liberta a los cautivos. R/. Alaba alma mía al Señor.
El Señor abre los
ojos al ciego, el Señor endereza a los que ya se doblan, el Señor ama a los justos, el Señor guarda a los
peregrinos. R/. Alaba alma mía al Señor.
Sustenta al
huérfano y a la viuda y trastorna el camino de los malvados. El Señor reina
eternamente, tu Dios, Sion, de edad en edad. R/. Alaba alma mía al Señor.
SEGUNDA LECTURA
M. San Pablo
exhorta al cristiano a vivir desde la fe la justicia, la piedad, el amor, la
paciencia y la delicadeza, para conquistar la vida eterna.
Lectura de la primera carta del apóstol San
Pablo a Timoteo 6,11-16
Hombre de Dios,
practica la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la delicadeza.
Combate el buen combate de la fe. Conquista la vida eterna a la que fuiste
llamado, y de la que hiciste noble profesión ante muchos testigos. En presencia
de Dios, que da la vida al universo, y
de Cristo Jesús, que dio testimonio ante Poncio Pilato con tan noble profesión:
te insisto en que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche, hasta la
manifestación de nuestro Señor Jesucristo, que en tiempo oportuno mostrará el
bienaventurado y único Soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores, el único poseedor de la inmortalidad,
que habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver.
A él honor e imperio eterno. Amén.
Palabra de Dios.
M. San Lucas
relata la parábola de un rico egoísta e insensible ante el dolor ajeno y del
pobre Lázaro. Al morir ambos, el primero tiene como destino el Hades y Lázaro
el seno de Abrahán.
ACLAMACION ANTES
DEL EVANGELIO
Aleluya 2Co 8,9
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre, para enriquecernos
con su pobreza.
EVANGELIO
† Lectura del santo evangelio según san Lucas
16,19-31.
En aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos:
―« Había un hombre
rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día.
Y un mendigo llamado Lázaro estaba echado en un portal, cubierto de llagas, y
con ganas de saciarse de lo que tiraban a la mesa del rico. Y hasta los perros se
le acercaban a lamerle las llagas. Sucedió que se murió el mendigo, y los
ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Se murió también el rico, y lo
enterraron. Y, estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando
los ojos, vio de lejos a Abrahán, a
Lázaro en su seno, y grito:
“Padre Abrahán,
ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me
refresque la lengua, porque me torturan estas llamas.”
Pero Abrahán le
contestó:
“Hijo, recuerda
que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez males: por eso encuentra
aquí consuelo, mientras que tú padeces. Y además, entre nosotros y vosotros se
abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí
hasta vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros.”
El rico insistió:
“Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque
tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también
ellos a este lugar de tormento.”
Abrahán le dice:
“Tienen a Moisés y
a los profetas; que los escuchen.”
El rico contestó:
“No, padre
Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán.”
Abrahán le dijo:
“Si no escuchan a
Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto.”»
Palabra del
Señor.
HOMILIA
CREDO
ORACION DE LOS FIELES
Oremos, hermanos, por todos los hombres y por todas
sus necesidades, para que a nadie falte nunca la ayuda de nuestra caridad: Te
rogamos Señor, óyenos.
h Para
que el Señor vivifique su iglesia y le conceda santos y numerosos ministros que
iluminen y santifiquen a los fieles, roguemos al Señor.
h Para
que Dios conceda a los gobernantes el deseo de ser justos e infunda en los
responsables de los pueblos el sentido de la unidad de la familia humana,
roguemos al Señor.
h Para
que los que buscan a Dios sinceramente encuentren la verdad que desean y,
habiéndola encontrado descansen contemplándola, roguemos al Señor.
h Para
que el Señor perdone nuestras culpas, no permita que recaigamos en el pecado y
nos libre de una muerte imprevista, roguemos al Señor.
Dios nuestro,
que llamas por su propio nombre al pobre y desconoces el de quien vive en medio
de las riquezas, escucha nuestras oraciones, haz justicia a los oprimidos y
concédenos que, al escuchar tu palabra, creamos que Cristo ha resucitado verdaderamente
de entre los muertos y nos acogerá, al término de nuestros días, en el seno de
nuestro Padre Abrahán. Él que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.
Oración sobre las Ofrendas
Dios de
misericordia, que nuestra oblación te sea grata y abra para nosotros la fuente
de toda bendición.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal
118, 4-5
Recuerda la palabra que diste a tu siervo, Señor,
de la que hiciste mi esperanza. Éste es mi consuelo en la aflicción.
Oración después de la Comunión
Que esta
eucaristía, Señor, renueve nuestro cuerpo y nuestro espíritu, para que
participemos de la herencia gloriosa de tu Hijo, cuya muerte hemos anunciado y
compartido.
Por
Jesucristo nuestro Señor.
Por
Jesucristo nuestro Señor.
CATECISMO DE LA
IGLESIA CATÓLICA
CEC 1939-1942: la solidaridad humana
CEC 2437-2449: la solidaridad entre las
naciones, el amor a los pobres
CEC 2831: el hambre en el mundo, solidaridad
y oración
CEC 633, 1021, 2463, 2831: Lázaro
CEC 1033-1037: el Infierno
1939 El principio de
solidaridad, expresado también con el nombre de ‘amistad’ o ‘caridad social’,
es una exigencia directa de la fraternidad humana y cristiana (cf SRS 38-40
CA 10): Un error, ‘hoy ampliamente extendido, es el olvido de esta ley de
solidaridad humana y de caridad, dictada e impuesta tanto por la comunidad de
origen y la igualdad de la naturaleza racional en todos los hombres, cualquiera
que sea el pueblo a que pertenezca, como por el sacrificio de redención
ofrecido por Jesucristo en el altar de la cruz a su Padre del cielo, en favor
de la humanidad pecadora’ (Pío XII, enc. "Summi pontificatus").
1940 La solidaridad se
manifiesta en primer lugar en la distribución de bienes y la remuneración del
trabajo. Supone también el esfuerzo en favor de un orden social más justo en el
que las tensiones puedan ser mejor resueltas, y donde los conflictos encuentren
más fácilmente su solución negociada.
1941 Los problemas
socioeconómicos sólo pueden ser resueltos con la ayuda de todas las formas de
solidaridad: solidaridad de los pobres entre sí, de los ricos y los pobres, de
los trabajadores entre sí, de los empresarios y los empleados, solidaridad
entre las naciones y entre los pueblos. La solidaridad internacional es una
exigencia del orden moral. En buena medida, la paz del mundo depende de ella.
1942 La virtud de la
solidaridad va más allá de los bienes materiales. Difundiendo los bienes
espirituales de la fe, la Iglesia ha favorecido a la vez el desarrollo de los
bienes temporales, al cual con frecuencia ha abierto vías nuevas. Así se han
verificado a lo largo de los siglos las palabras del Señor: ‘Buscad primero su
Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura’ (MT 6,33):
Desde hace dos mil años vive y persevera en
el alma de la Iglesia ese sentimiento que ha impulsado e impulsa todavía a las
almas hasta el heroísmo caritativo de los monjes agricultores, de los
libertadores de esclavos, de los que atienden enfermos, de los mensajeros de
fe, de civilización, de ciencia, a todas las generaciones y a todos los pueblos
con el fin de crear condiciones sociales capaces de hacer posible a todos una
vida digna del hombre y del cristiano (Pío XII, discurso de 1 junio 1941).
HERMENÉUTICA BÍBLICA DE LA FE
El evangelio de este domingo
nos presente al rico Epulón como alguien incapaz de salir de su egoísmo, de
compadecerse del indigente Lázaro que está a su puerta, “Lázaro
quiere decir el que es ayudado, porque era un pobre y Dios le favorecía. Estaba
recostado a la puerta para que el rico no dijese: yo no lo he visto, nadie me
lo ha anunciado. Lo veía ir y venir y estaba cubierto de llagas para dar a
conocer en su cuerpo la crueldad del rico” (San
Juan Crisóstomo).
La penas que sufre Epulón al
estar en el Hades las padece en su ser personal, en su inteligencia y voluntad,
“cuántas aflicciones se acumulan sobre el rico condenado,
porque conserva el conocimiento y la memoria para su suplicio. Conoció pues a
Lázaro, a quien despreció y se acordó de sus hermanos, a quienes dejó. Para que
los pecadores sean más castigados en las penas eternas, ven la gloria de
aquellos a quienes despreciaron y son atormentados por la desgracia de aquellos
a quienes amaron en vano” (San
Gregorio).
Este pasaje evangélico puede
también entenderse identificando a Jesucristo con Lázaro: “Considerando
al Señor representado en Lázaro tendido a la puerta de aquel rico. Porque se
abatió ante los muy soberbios judíos en la humildad de su encarnación, deseando
saciarse de las migas que caían de la mesa del rico. Es decir, buscaba en
ellos, aun cuando fuesen pequeñas sus obras de justicia, que no fuesen quitadas
de su mesa, esto es, de su poder por su soberbia” (San Agustín).
Entre el Hades y el Seno de
Abrahán hay un gran abismo que los separa, “este abismo está afirmado, porque
no puede deshacerse, agitarse ni conmoverse. Como diciendo: Podemos veros, pero
no pasar a donde estáis. Nosotros vemos de lo que nos hemos librado y vosotros
lo que habéis perdido. Nuestras alegrías aumentan vuestros tormentos; vuestros
tormentos aumentan nuestras alegrías” (San
Juan Crisóstomo).
En la parábola de este domingo
“Jesús ha presentado como advertencia la imagen de un alma
similar, arruinada por la arrogancia y la opulencia, que ha cavado ella misma
un foso infranqueable entre sí y el pobre: el foso de su cerrazón en los
placeres materiales, el foso del olvido del otro y de la incapacidad de amar,
que se transforma ahora en una sed ardiente y ya irremediable… Jesús no habla
del destino definitivo después del Juicio universal, sino que se refiere a una
de las concepciones del judaísmo antiguo, es decir, la de una condición
intermedia entre muerte y resurrección”
(Benedicto XVI).
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