MONICION AMBIENTAL
El Señor nos llama
en este domingo a vivir la solidaridad con nuestros hermanos, sabiendo usar de
modo recto y generoso las riquezas materiales, conscientes que la verdadera
riqueza es espiritual. El mayor bien al que podemos aspirar es la posesión del
sumo Bien que es Dios, lo que supone de nuestra parte saber usar el dinero como
un medio para nuestra salvación y la de los demás hermanos.
ORACION COLECTA
Oh Dios, que has puesto la plenitud de la ley en el amor
a ti y al prójimo, concédenos cumplir tus mandamientos para llegar así a la
vida eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
M. El profeta Amós
condena al que practica la injusticia en las medidas, los precios y el
aprovecharse del mísero, afirmando que Dios no olvida esas acciones.
Lectura de la profecía de Amós 8,4-7
Escuchad esto, los
que exprimís al pobre, despojáis a los miserables, diciendo:
«¿Cuándo pasará la
luna nueva, para vender el trigo, y el sábado, para ofrecer el grano?»
Disminuís la
medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al
pobre, al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo.
Jura el Señor por la gloria de Jacob que no olvidará jamás vuestras acciones.
Palabra de Dios.
SALMO RESPOSORIAL Sal 112, 1-2. 4-6. 7-8 (R.: cf. 1a y
7b)
M. El salmo 112
alaba a Dios que levanta al desvalido, alza al pobre para revestirlo de
dignidad. Digamos con el salmista: R/.
Alabad al Señor, que alza al pobre.
Alabad, siervos del
Señor, alabad el nombre del Señor. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por
siempre. R/. Alabad al Señor, que alza
al pobre.
El Señor se eleva
sobre todos los pueblos, su gloria sobre los cielos. ¿Quién como el Señor, Dios
nuestro, que se eleva en su trono y se abaja para mirar al cielo y a la tierra?
R/. Alabad al Señor, que alza al pobre.
Levanta del polvo
al desvalido, alza de la basura al pobre, para sentarlo con los príncipes, los
príncipes de su pueblo. R/. Alabad al
Señor, que alza al pobre.
SEGUNDA LECTURA
M. En la carta a
Timoteo San Pablo invita a los cristianos a orar por las autoridades para que
sirvan al bien común. Esto es así porque Dios quiere que todos los hombres se
salven.
Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a Timoteo 2,1-8
Querido hermano:
Te ruego, lo
primero de todo, que hagáis oraciones, plegarias, súplicas, acciones de gracia
por todos los hombres, por los reyes y por todos los que ocupan cargos, para
que podamos llevar una vida tranquila y apacible, con toda piedad y decoro.
Eso es bueno y
grato ante los ojos de nuestro Salvador, Dios, que quiere que todos los hombres
se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Pues Dios es uno, y uno solo
es mediador entre Dios y los hombres, el hombre de Cristo Jesús, que se entregó
en rescate por todos: este es el testimonio en el tiempo apropiado: para él
estoy puesto como anunciador y apóstol ―digo la verdad, no miento―, maestro de
los gentiles en fe y verdad. Quiero que sean los hombres los que recen en
cualquier lugar, alzando las manos limpias de ira y divisiones
Palabra de Dios.
M. San Lucas
relata la parábola de un administrador infiel que obra con astucia para ser
recibido cuando fuera despedido de su trabajo. El Señor afirma que no podemos
servir a Dios y al dinero.
ACLAMACION ANTES
DEL EVANGELIO
Aleluya 2Co 8,9.
Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre, para enriqueceros
con su pobreza.
EVANGELIO
† Lectura del santo evangelio según san Lucas 16, 1-13.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
―«Un hombre rico tenía un
administrador, y le llego la denuncia de
que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamo y le dijo: “¿Qué es esto que me
cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido.”
El administrador
se puso a echar sus cálculos:
“¿Qué voy a hacer
ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me
da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la
administración, encuentre quien me reciba en su casa.”
Fue llamando uno a
uno a los deudores de su amo y dijo al primero:
“¿Cuánto debes a
mi amo”? Éste respondió: “Cien barriles
de aceite”. Él le dijo: “Aquí está tu recibo; aprisa, siéntate y escribe
cincuenta.” Luego dijo a otro: “Y tú, ¿cuánto debes?” Él le contestó: “Cien
fanegas de trigo.” Le dijo: “aquí está tu recibo, escribe ochenta.”
Y el amo felicitó
al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente,
los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz.
Y yo os digo:
Ganaos amigos con el dinero injusto, para que, cuando os falte, os reciban en
las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo también en lo importante es
de fiar; el que no es honrado en lo menudo tampoco en lo importante es honrado.
Si no fuiste de fiar en el injusto dinero, ¿Quién os confiara lo que vale de
veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?
Ningún siervo puede servir a dos amos, porque, o bien aborrecerá a uno y amará
a otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis
servir a Dios y al dinero.
Palabra del
Señor.
HOMILIA
CREDO
ORACION DE LOS FIELES
Oremos, hermanos, por todos los hombres y
por todas sus necesidades, para que nunca falte a nadie la ayuda de nuestro
amor: Escúchanos, Padre.
h Por el santo Padre, el Papa Francisco, por nuestro obispo Miguel Morán y por todos los obispos, por los presbíteros y diáconos; para que cuiden
sanamente el pueblo que tienen encomendado roguemos al Señor.
h Por
los Jefes de Estado y por lo demás gobernantes, por los responsables del bien
común y por los que tienen en sus manos las riquezas del mundo; para que
fomenten la justicia, el bienestar, la paz y la libertad, roguemos al Señor.
h Por los que padecen
hambre u otras necesidades, por los que están enfermos o se sienten oprimidos,
por los que añoran la patria o viven lejos de sus familias y de sus hogares;
para que experimenten el consuelo y la fortaleza de Dios, roguemos al Señor.
h Para
que Dios nos conceda el gozo del Espíritu, el perdón de los pecados, la
perseverancia en la fe y en las buenas obras y la salvación eterna de nuestras
almas, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que nos llamas a amarte y a servirte
como a único Señor, ten piedad de nuestra débil condición humana y escucha
nuestras oraciones; líbranos del deseo de poseer riquezas y haz que, alzando al
cielo nuestras manos limpias, te rindamos un culto puro, agradable a tus ojos.
Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Acepta propicio, Señor, las ofrendas de tu pueblo,
para que alcance en el sacramento eucarístico los bienes en que ha creído por
la fe. Por Jesucristo nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal 118, 4-5
Tú, Señor, promulgas tus decretos para que se
observen exactamente; ojala este firme mi camino para cumplir tus consignas.
Oración después de la Comunión
Que tu auxilio, Señor, nos acompañe siempre
a los que alimentas con tus sacramentos, para que por ellos y en nuestra propia
vida recibamos los frutos de la redención.
Por Jesucristo nuestro Señor.
CATECISMO DE LA
IGLESIA CATÓLICA
CEC 2407-2414: el respeto de los bienes
ajenos
CEC 2443-2449: el amor a los pobres
CEC 2635: orar en favor del otro, no por los
propios intereses
CEC 65-67, 480, 667: Cristo, nuestro Mediador
CEC 2113, 2424, 2848: nadie puede servir a
dos señores
CEC 1900, 2636: la intercesión por las
autoridades
2443 Dios bendice a los que ayudan a los pobres y reprueba a
los que se niegan a hacerlo: ‘A quien te pide da, al que desee que le prestes
algo no le vuelvas la espalda’ (MT 5,42). ‘Gratis lo recibisteis, dadlo
gratis’ (MT 10,8). Jesucristo reconocerá a sus elegidos en lo que hayan
hecho por los pobres (cf MT 25,31-36). La buena nueva ‘anunciada a los
pobres’ (MT 11,5 LC 4,18)) es el signo de la presencia de Cristo.
2444 ‘El amor de la Iglesia por
los pobres... pertenece a su constante tradición’ (CA 57). Está
inspirado en el Evangelio de las bienaventuranzas (cf LC 6,20-22), en la
pobreza de Jesús (cf MT 8,20), y en su atención a los pobres (cf MC
12,41-44). El amor a los pobres es también uno de los motivos del deber de
trabajar, con el fin de ‘hacer partícipe al que se halle en necesidad’ (EP
4,28). No abarca sólo la pobreza material, sino también las numerosas
formas de pobreza cultural y religiosa (cf CA 57).
2445 El amor a los pobres es
incompatible con el amor desordenado de las riquezas o su uso egoísta:
Ahora bien, vosotros,
ricos, llorad y dad alaridos por las desgracias que están para caer sobre vosotros.
Vuestra riqueza está podrida y vuestros vestidos están apolillados; vuestro oro
y vuestra plata están tomados de herrumbre y su herrumbre será testimonio
contra vosotros y devorará vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado
riquezas en estos días que son los últimos. Mirad: el salario que no habéis
pagado a los obreros que segaron vuestros campos está gritando; y los gritos de
los segadores han llegado a los oídos del Señor de los ejércitos. Habéis vivido
sobre la tierra regaladamente y os habéis entregado a los placeres; habéis
hartado vuestros corazones en el día de la matanza. Condenasteis y matasteis al
justo; él no os resiste (JC 5,1-6).
2446 San Juan Crisóstomo lo recuerda
vigorosamente: ‘No hacer participar a los pobres de los propios bienes es
robarles y quitarles la vida. Lo que poseemos no son bienes nuestros, sino los
suyos’. Es preciso ‘satisfacer ante todo las exigencias de la justicia, de modo
que no se ofrezca como ayuda de caridad lo que ya se debe a título de justicia’
(AA 8):
Cuando damos a los pobres
las cosas indispensables no les hacemos liberalidades personales, sino que les
devolvemos lo que es suyo. Más que realizar un acto de caridad, lo que hacemos
es cumplir un deber de justicia. (S. Gregorio Magno, past. 3, 21).
2447 Las obras de
misericordia son acciones caritativas mediante las cuales socorremos a
nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales (cf. Is 58,6-7
HE 13,3). Instruir, aconsejar, consolar, confortar, son obras espirituales
de misericordia, como también lo son perdonar y sufrir con paciencia. Las obras
de misericordia corporales consisten especialmente en dar de comer al
hambriento, dar techo a quien no lo tiene, vestir al desnudo, visitar a los
enfermos y a los presos, enterrar a los muertos (cf MT 25,31-46). Entre
estas obras, la limosna hecha a los pobres (cf TB 4,5-11 SI 17,18) es
uno de los principales testimonios de la caridad fraterna; es también una
práctica de justicia que agrada a Dios (cf MT 6,2-4):
El que tenga dos túnicas
que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer que haga lo mismo
(LC 3,11). Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas
serán puras para vosotros (LC 11,41). Si un hermano o una hermana están
desnudos y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: ‘Id en
paz, calentaos o hartaos’, pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de
qué sirve? (JC 2,15-16).
2448 ‘Bajo
sus múltiples formas -indigencia material, opresión injusta, enfermedades
físicas o psíquicas y, por último, la muerte -, la miseria humana es el
signo manifiesto de la debilidad congénita en que se encuentra el hombre tras
el primer pecado y de la necesidad que tiene de salvación. Por ello, la miseria
humana atrae la compasión de Cristo Salvador, que la ha querido cargar sobre sí
e identificarse con los «más pequeños de sus hermanos». También por ello, los
oprimidos por la miseria son objeto de un amor de preferencia por parte
de la Iglesia, que, desde los orígenes, y a pesar de los fallos de muchos de
sus miembros, no ha cesado de trabajar para aliviarlos, defenderlos y
liberarlos. Lo ha hecho mediante innumerables obras de beneficencia, que
siempre y en todo lugar continúan siendo indispensables’ (CDF, instr.
"Libertatis conscientia" 68).
2449 En el Antiguo Testamento, toda una serie de medidas
jurídicas (año jubilar, prohibición del préstamo a interés, retención de la
prenda, obligación del diezmo, pago cotidiano del jornalero, derecho de rebusca
después de la vendimia y la siega) corresponden a la exhortación del
Deuteronomio: ‘Ciertamente nunca faltarán pobres en este país; por esto te doy
yo este mandamiento: debes abrir tu mano a tu hermano, a aquél de los tuyos que
es indigente y pobre en tu tierra’ (DT 15,11). Jesús hace suyas estas
palabras: ‘Porque pobres siempre tendréis con vosotros; pero a mí no siempre me
tendréis’ (JN 12,8). Con esto, no hace caduca la vehemencia de los
oráculos antiguos: ‘comprando por dinero a los débiles y al pobre por un par de
sandalias...’ (AM 8,6), sino que nos invita a reconocer su presencia en
los pobres que son sus hermanos (cf MT 25,40):
El día
en que su madre le reprendió por atender en la casa a pobres y enfermos, santa
Rosa de Lima le contestó: ‘Cuando servimos a los pobres y a los enfermos,
servimos a Jesús. No debemos cansarnos de ayudar a nuestro prójimo, porque en
ellos servimos a Jesús’.
HERMENÉUTICA BÍBLICA
DE LA FE
La parábola del administrador infiel destaca
la astucia de éste para granjearse amigos con el dinero de su amo con el fin de
tener quien lo acogiera cuando fuera despedido. Siempre han sido consideradas
como buenas obras el perdonar las deudas y el dar limosna a los pobres, por
esto es digna de alabanza la acción del administrador infiel, que se desprende
del dinero injusto, mira al futuro y actúa prudentemente superando el mínimo
del diezmo practicado por los judíos. El administrador infiel no es alabado en
cuanto robe a su amo para dar limosna. Si el Señor alaba la obra buena y la
astucia de este administrador, cuanta mayor alabanza han de recibir los que obran
el bien de modo justo y sabio. La mayor obra de misericordia es procurar la
vida eterna para los otros.
El administrador se puede comparar al obispo
y al empresario. El obispo por encima de dar cuentas de la misión
administrativa de su diócesis, ha de dar cuentas del estado de su alma, de su
santidad personal y de su grey. Del mismo modo el empresario, más que
enriquecerse materialmente, ha de saber ser solidario con los bienes que Dios
le confía para que haga el bien a sus hermanos, incrementando la inversión,
creando puestos de trabajo, pagando salarios dignos del ser humano, haciendo
partícipes a los trabajadores de las utilidades de la empresa.
El cristiano “es fiel… en lo poco cuando hace
partícipes de su riqueza a los oprimidos por la miseria. Además, si en lo
pequeño no somos fieles, ¿por qué medio alcanzaremos lo verdadero, esto es, la
abundancia de las mercedes divinas, que imprime en el alma humana una semejanza
con la divinidad?” (San Cirilo). Además, “eres sólo dispensador de bienes
ajenos y se te ha dado de ellos uso transitorio y derecho muy breve. Lejos,
pues, de nosotros el orgullo de la dominación y abracemos la humildad y la
modestia del arrendatario o casero” (San Juan Crisóstomo).
La fidelidad en lo poco supone amor y
humildad. El amor y la humildad fundan la auténtica grandeza del carácter
personal. Se ha de ser fiel en las muchas y abundantes situaciones de cada día,
a través de un amor que sirve y se entrega, esto indica el ejercicio de la
verdadera libertad. Solamente así se está en capacidad de acoger, actuar y
conservar lo grande. Por esto hay una directa proporción entre la fidelidad en
lo poco y la fidelidad en lo grande.
No se puede servir a Dios y al dinero. El
gran engaño del dinero, en sí mismo, es que produce una riqueza simplemente
temporal, no produce la garantía de la eternidad, al contrario, absorbe tanto
el apetito y el gozo de los bienes temporales como la memoria, el entendimiento
y la voluntad, apartando totalmente de Dios. En cambio, quien sabe que la
verdadera riqueza es espiritual, no se apega desordenadamente al dinero sino
que lo sabe compartir. El verdadero discípulo de Jesús se sabe servir del
dinero y de todos los bienes para crear y compartir fraternidad. Tristemente
quien se esclaviza a la riqueza material no puede servirle al Señor, porque la
avaricia de lo creado lo consume sin jamás saciarlo, volviéndose para él una
idolatría.
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