MONICION AMBIENTAL
Este domingo el
Señor nos llama a todos, en el contexto del radicalismo evangélico, a seguirlo,
como lo hizo Eliseo en el AT y como lo hicieron otros ante la llamada hecha por
Jesús. Seguir al Señor supone tener consciencia del valor absoluto de su Reino
y que todo los demás es relativo, incluyendo el amor a la familia o la
atracción que puedan suscitar los bienes temporales.
ORACION
COLECTA
Padre de bondad, que por la gracia de la
adopción nos has hecho hijos de la luz; concédenos vivir fuera de las tinieblas
del error y permanecer siempre en el esplendor de la verdad.
Por nuestro Señor
Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
M. En el libro de
los Reyes el profeta Elías llama a Eliseo como su sucesor. Eliseo siguió a Elías
con generosidad y se puso a su servicio.
Lectura del primer libro de los Reyes 19,16b.19-21
En aquellos días,
el Señor dijo a Elías:
―”Unge profeta
sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, de Prado Bailén.”
Elías se marchó y
encontró a Eliseo, hijo de Safat, arando con doce yuntas en fila, él con la
última. Elías pasó a su lado y le echó encima el manto.
Entonces Eliseo,
dejando los bueyes, corrió tras Elías y le pidió:
―”Déjame decir
adiós a mis padres; luego vuelvo y te sigo.”
Elías le dijo:
―”Ve y vuelve;
¿Quién te lo impide?”
Eliseo dio la vuelta, cogió la yunta de bueyes y los ofreció en
sacrificio; hizo fuego con aperos, asó la carne y ofreció de comer a su gente;
luego se levantó, marchó tras Elías y se puso a su servicio.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
Sal 15,1-2a y 5.7-8.9-10.11 (R.: cf.5a)
M. Digamos con
confianza y profundamente agradecidos al Señor por todos los bienes que nos
otorga: R/. Tú, Señor, eres el lote de
mi heredad.
Protégeme, Dios
mío, que me refugio en ti; yo digo al Señor: “Tú eres mi bien.”
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano. R/. Tú,
Señor, eres el lote de mi heredad.
Bendeciré al Señor, que me aconseja, hasta de
noche me instruye internamente. Tengo siempre presente al Señor, con él a mi
derecha no vacilaré. R/. Tú, Señor, eres
el lote de mi heredad.
Por eso se me alegra el corazón, se gozan mis
entrañas, y mi carne descansa serena. Porque no me entregarás a la muerte, ni
dejarás a tu fiel conocer la corrupción. R/.
Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
Me ensañarás el sendero de la vida, me
saciarás de gozo en tu presencia, de alegría perpetua a tu derecha. R/. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.
SEGUNDA LECTURA
M. El apóstol
Pablo en la carta a los Gálatas nos exhorta a vivir la libertad verdadera del
amor que obra siempre el bien, según el Espíritu de Dios.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas 5,1.13-18
Hermanos:
Para vivir en
libertad, Cristo nos ha librado.
Por tanto,
manteneos firmes, y no os sometáis de nuevo al yugo de la esclavitud.
Hermanos, vuestra
vocación es la libertad: no una libertad para que se aproveche la carne; al
contrario, sed esclavos unos de otros por amor. Porque toda la ley se concentra
en esta frase: “Amarás al prójimo como a ti mismo.”
Pero, atención:
que si os mordéis y devoráis unos a otros, terminaréis por destruiros
mutuamente.
Yo os lo digo:
andad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne; pues la carne
desea contra el espíritu y el espíritu contra la carne.
Hay entre ellos un
antagonismo tal que no hacéis lo que quisierais.
En cambio, si os guía el Espíritu, no estáis bajo el dominio de la ley.
Palabra de Dios.
M. San Lucas recoge dos momentos del
peregrinar de Jesús hacia Jerusalén. Ante el rechazo de los samaritanos el
Señor invita a sus discípulos a ser pacientes y magnánimos. En un segundo
momento nos plantea a todos la radicalidad evangélica del seguimiento del
Señor.
Aleluya 1S 3,9; Jn
6,68c
Habla, Señor, que
tu siervo te escucha; tú tienes palabras
de vida eterna.
EVANGELIO
† Lectura del santo evangelio según san Lucas 9,51-62
Cuando se iba
cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir
Jerusalén. Y envió mensajeros por delante.
De camino,
entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo
recibieron, porque se dirigía a Jerusalén.
Al ver esto,
Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron:
―”Señor, ¿quieres que
mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?”
Él se volvió y les
regañó. Y se marcharon a otra aldea.
Mientras iban de
camino, le dijo uno:
―”Te seguiré adonde
vayas.”
Jesús le
respondió:
― “Las zorras tienen
madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar
la cabeza.”
A otro le dijo:
― “Sígueme.”
Él le respondió:
― “Déjame primero ir
a enterrar a mi padre.”
Le contestó:
― “Deja que los
muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.”
Otro le dijo:
― “Te seguiré, Señor.
Pero déjame primero despedirme de mi familia.”
Jesús le contestó:
― “El que echa mano
al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.”
Palabra del
Señor.
ORACION DE LOS FIELES
Pidamos,
hermanos, al Señor que escuche nuestras oraciones, para que podamos alegrarnos
al recibir su ayuda, diciendo: Escúchanos, Señor.
·
Por los
ministros de la Iglesia que han consagrado su vida al Señor y por todos los pueblos que adoran al Dios
verdadero, roguemos a Cristo, el Señor. R/. Escúchanos, Señor.
·
Para que el
tiempo sea bueno y todos podamos gozar de una naturaleza limpia en la bella
sucesión de las diversas estaciones, roguemos a Dios que con sabiduría gobierna
al mundo. R/. Escúchanos, Señor.
·
Por los que son
víctimas de la debilidad humana, del espíritu de odio o de envidia o de los
otros vicios del mundo, roguemos al Redentor misericordioso. R/. Escúchanos,
Señor.
·
Encomendémonos
mutuamente al Señor, pongamos toda nuestra existencia en sus manos y oremos con
confianza al autor y guardián de todo lo que tenemos y poseemos. R/.
Escúchanos, Señor.
Dios nuestro,
que nos has convocado para celebrar tus sacramentos, escucha nuestras oraciones
y mantén nuestra libertad con la fuerza y la suavidad de tu amor, para que
nunca disminuya nuestra fidelidad a Cristo en el generoso servicio a nuestros
hermanos.
Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre las Ofrendas
Oh, Dios que
obras con poder en tus sacramentos, concédenos que nuestro servicio sea digno
de estos dones sagrados.
Por
Jesucristo nuestro Señor.
Antífona de comunión Sal
102,1
Bendice, alma mía, al Señor
y todo mi ser a su santo nombre. .
Oración después de la Comunión
La victima
eucarística que hemos ofrecido y recibido en comunión nos vivifique, Señor,
para que, unidos a ti, en caridad perpetua, demos frutos que siempre
permanezcan.
Por Jesucristo nuestro Señor.
CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA
CEC 587: la subida de Jesús a Jerusalén para
su Muerte y Resurrección
CEC 2052-2055: “Maestro, ¿qué tengo que
hacer…?
CEC 1036,
1816: la necesidad del discipulado
2052
‘Maestro, ¿qué he de hacer yo de bueno para conseguir la vida eterna?’ Al joven
que le hace esta pregunta, Jesús responde primero invocando la necesidad de
reconocer a Dios como ‘el único Bueno’, como el Bien por excelencia y como la
fuente de todo bien. Luego Jesús le declara: ‘Si quieres entrar en la vida,
guarda los mandamientos’. Y cita a su interlocutor los preceptos que se
refieren al amor del prójimo: ‘No matarás, no cometerás adulterio, no robarás,
no levantarás testimonio falso, honra a tu padre y a tu madre’. Finalmente,
Jesús resume estos mandamientos de una manera positiva: ‘Amarás a tu prójimo
como a ti mismo’ (MT 19,16-19).
2053 A esta primera respuesta
se añade una segunda: ‘Si quieres ser perfecto, vete, vende lo que tienes y
dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme’ (MT
19,21). Esta res puesta no anula la primera. El seguimiento de Jesucristo
implica cumplir los mandamientos. La Ley no es abolida (cf MT 5,17),
sino que el hombre es invitado a encontrarla en la Persona de su Maestro, que
es quien le da la plenitud perfecta. En los tres evangelios sinópticos la
llamada de Jesús, dirigida al joven rico, de seguirle en la obediencia del
discípulo, y en la observancia de los preceptos, es relacionada con el llamamiento
a la pobreza y a la castidad (cf MT 19,6-12 MT 19,21 MT 19,23-29). Los
consejos evangélicos son inseparables de los mandamientos.
2054 Jesús recogió los diez
mandamientos, pero manifestó la fuerza del Espíritu operante ya en su letra.
Predicó la ‘justicia que sobre pasa la de los escribas y fariseos’ (MT 5,20),
así como la de los paganos (cf MT 5,46-47). Desarrolló todas las
exigencias de los mandamientos: ‘habéis oído que se dijo a los antepasados: No
matarás... Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano,
será reo ante el tribunal’ (MT 5,21-22).
2055 Cuando le hacen la
pregunta: ‘¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?’ (MT 22,36), Jesús
responde: ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con
toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es
semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos
mandamientos penden toda la Ley y los Profetas’ (MT 22,37-40 cf DT
6,5 LV 19,18). El Decálogo debe ser interpretado a la luz de este doble y
único mandamiento de la caridad, plenitud de la Ley:
En
efecto, lo de: No adulterarás, no matarás, no robarás, no codiciarás y todos
los demás preceptos, se resumen en esta fórmula: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en
su plenitud (RM 13,9-10).
HERMENÉUTICA BIBLICA DE LA FE
Jesús decide
subir a Jerusalén como el lugar anunciado de la Redención y lugar donde nace la
Iglesia, “Jerusalén ha sido elegida por Cristo mismo (cf. Lc
9,51; 13,33) como el lugar del cumplimiento de su misión mesiánica… lugar
de la redención. Con la pascua de Jerusalén, el “tiempo de Cristo” se
prolonga en el “tiempo de la Iglesia”… Este “comienzo” acontecerá bajo la
acción del Espíritu Santo que, en el inicio de la Iglesia como Espíritu
Creador…, prolonga la obra llevada a cabo en el momento de la primera creación” (San Juan Pablo II).
Jesús conoce
la intimidad de todo ser humano, por esto cuando manda a sus discípulos pedir
posada en Samaria es para instruirlos en las virtudes que acompañan a la
caridad. Al ser rechazados por los samaritanos el Señor enseña a los hijos del
trueno la paciencia y mansedumbre, no hay que “demostrarse hostiles, ni
iracundos, ni vengativos contra sus perseguidores” (San Cirilo), por otra
parte, “la verdadera virtud no es vengativa y… no hay verdadera caridad allí
donde existe la ira” (San Ambrosio).
Jesús también
nos muestra cómo debe emplearse el poder divino que él comunica a sus discípulos,
porque “ningún
milagro ha sido realizado por Jesús para castigar a nadie, ni siquiera los
que eran culpables… Todo lo que El hace, también en la realización de los
milagros, lo hace en estrecha unión con el Padre. Lo hace con motivo del reino
de Dios y de la salvación del hombre. Lo hace por amor” (San Juan Pablo II). El modo de obrar de Jesús se
caracteriza por la bondad, sobriedad y sencillez tanto en los milagros como en
la institución de los sacramentos.
Nuestra
vocación divina a seguir e imitar a Jesús comporta el radicalismo evangélico,
en virtud de la comunión con Él bajo la acción del Espíritu Santo, “dentro del
radicalismo evangélico y como manifestación del mismo se encuentra un rico
florecimiento de múltiples virtudes y exigencias éticas” (PDV 27), entre esas
virtudes tenemos la humildad, la fe, la misericordia, la prudencia y los
consejos evangélicos. Esto es válido para todos los cristianos.
Entre las
disposiciones afectivas y de reverencia a los padres, imprescindibles para el
que quiere seguir al Señor, “renunciar a todas las afecciones de esta vida…, la
piedad para con Dios debe ser preferida al amor de los padres” (San Cirilo). En
cuanto a dar sepultura no existe contradicción porque “no es que se prohíba
enterrar al padre, sino que se da la preferencia a la vida de fe sobre las
exigencias de la naturaleza” (San Ambrosio); debemos también saber discernir
entre lo absoluto y relativo, “si quieres ser mi discípulo, abandona las cosas
irracionales, porque es imposible que quien vive en la irracionalidad sea
discípulo del Verbo” (San Atanasio).
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