LA
FAMILIA, ENCARNACIÓN Y EPIFANÍA DE DIOS
Homilía
del 30 de Diciembre de 1979
Eclesiástico 3, 3-7. 14-17a; Colosenses 3, 12-21; Lucas
2, 41-52
Eclesiástico 3, 2-6. 12-14
Dios hace
al padre más respetable que a los hijos y afirma la autoridad de la
madre sobre su prole.
El que honra a su padre expía sus pecados, el que
respeta a su madre acumula tesoros; el que honra a su padre se alegrará de
sus hijos y, cuando rece, será escuchado; el que respeta a su padre tendrá larga vida, al que honra a
su madre el Señor lo escucha.
Hijo mío, sé constante en honrar a tu padre, no lo
abandones mientras vivas; aunque chochee,
ten indulgencia, no lo abochornes mientras vivas.
La limosna del padre no se olvidará, será tenida en
cuenta para pagar tus pecados.
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Colosenses 3,
12-21
Hermanos:
Como elegidos de Dios, santos y amados, vestíos de la
misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión.
Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno
tenga quejas contra otro.
El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.
Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor
de la unidad consumada.
Que la paz de Cristo actúe de árbitro en vuestro
corazón; a ella habéis sido convocados, en solo cuerpo.
Y sed agradecidos. La palabra de Cristo habite entre
vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría;
corregíos mutuamente.
Cantad a Dios, dadle gracias de corazón, con salmos,
himnos y cánticos inspirados.
Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo
en nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Mujeres, vivid bajo la autoridad de vuestros maridos,
como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis
ásperos con ellas.
Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso le
gusta al Señor. Padre, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan los
ánimos.
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San Lucas 2,
41-52
Los padres de Jesús solían ir cada
año a Jerusalén por las fiestas de Pascua.
Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta
según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se
quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.
Éstos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una
jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no
encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
A los tres días,
lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos
y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su
talento y de las respuestas que daba.
Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
_“Hijo, ¿Por qué nos has tratado así? Mira que tu padre
y yo te buscamos angustiados.”
Él les contesto:
_“¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar
en la casa de mi Padre?”
Pero ellos no comprendieron lo que quería decir.
Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.
Su madre conservaba todo esto en su corazón.
Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en
gracia ante Dios y los hombres.
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Coloco los extractos más significativos de esa homilía en torno a la fiesta litúrgica de la Sagrada Familia. Al final de cada apartado saco los puntos más significativos para hacer una aplicación a la pastoral familiar diocesana.
Presencia de Dios en la familia
“lo que sobresale es esa relación
íntima entre Dios y familia; entre familia y Dios. ¿Qué otra cosa es el
evangelio sino la encarnación de Dios en una familia y la trascendencia de esa
familia: María, José, el niño, trascendiendo hacia Dios?... Hay un
diálogo entre Cristo y sus padres, para decirles que por encima del padre y de
la madre de la tierra, hay un Padre de los cielos, cuya voluntad tiene que
hacer todo miembro de familia. El joven no tiene que ser manipulado ni por
su papá ni por su mamá, cuando se trata de la voluntad del Padre que está en
los cielos… él, ante todo. Él es la paternidad de donde deriva toda la
familia, todo amor, toda relación… Pablo VI un día, recién elegido
Pontífice, fue a visitar Tierra Santa y allí en la casita de Nazaret -donde hoy
se levanta una hermosa Iglesia- decía: "¿Quién pudiera vivir aquí con
aquella compañía santa de la familia de Nazaret y aprender aquí la sencillez
de la vida, el silencio, el trabajo, la oración". Quien pudiera,
queridos jóvenes, queridos hermanos, que nuestra casita, por humilde que sea
fuera de verdad la casita de Nazaret… son tan felices los hijos que respetan
a sus padres, porque, sin duda aunque tengan sus defectos y sus pecados
saben que es amor al papá, a la mamá, como que purifica; porque si de verdad
los quieren evitarán todo aquello que los puede abochornar… El recibe como
pago de tus pecados todo lo que ofrezcas a tu papá y a tu mamá… el día
del juicio de cada uno, el día en que tengo que dar cuenta al Señor. La
cuenta saldrá bien si nosotros hemos tenido buenas relaciones con nuestros
padres… Papa Juan Pablo II hablando de la familia en México, y que ahora
estamos nosotros reflexionando. La familia y su relación con Dios, lo más
profundo que se puede decir es esto: "Se ha dicho en forma bella y
profunda que nuestro Dios en su misterio más íntimo no es una soledad,
sino una familia puesto que lleva en sí mismo paternidad, filiación y la
esencia de la familia que es el amor. Este amor en la familia divina, es el
Espíritu Santo"… cuando Dios dijo: "hagamos el hombre a nuestra
imagen y semejanza", lo hizo hombre y mujer, para que amándose en
matrimonio procediera la fecundidad de la familia y todo lo ungiera el amor, el
espíritu de Dios. Dichosos los hogares donde no se ha olvidado esta relación
con Dios, y hacen de la familia una verdadera comunidad religiosa que ora,
da gracias, se santifica en la veneración del Señor. Cuánto más la
familia recuerde esta relación con Dios, más será Dios en la tierra. Sí
Dios en el cielo es familia, Dios en la tierra es familia. Por eso hemos
titulado esta homilía: "la familia, epifanía de Dios”.
Los puntos destacados por el santo son:
·
Hay
una relación profundísima entre Dios y familia: Dios es una familia, que
implica paternidad, filiación y el Amor que es el Espíritu Santo, y la familia
por vocación divina está llamada a ser epifanía de ese Dios Familia. El
Evangelio es la encarnación del Verbo en la familia de Nazareth y esa sagrada
familia, mediante la sencillez de vida, el silencio, el trabajo y la oración
trasciende hacia Dios. Del mismo modo, cuanto más la familia cristiana vive la
relación con Dios mediante la oración, la acción de gracias y la santificación,
la familia es más epifanía de Dios.
·
Jesús
nos revela a Dios Padre, de cuya paternidad se deriva la familia, el amor, toda
relación. Dios al crearnos a su imagen y semejanza nos llama a que el amor sea
la fuente y la fuerza de toda relación humana, particularmente la fecundidad.
La Familia, Iglesia
doméstica de Cristo
“la familia, Iglesia Doméstica.
Esta palabra no es mía, es del Concilio Vaticano II que dice que: la familia es
una Iglesia doméstica donde los padres son los primeros sacerdotes para sus
hijos y donde mutuamente se santifican y se elevan hacia Dios… ‘Hacer de
cada familia cristiana una verdadera Iglesia doméstica, con todo el rico
contenido de esta expresión es la necesidad más grande de América Latina’,
dijo el Papa en México… la vida de Cristo circula en la vida de todos los
cristianos. Esto es lo que se llama Iglesia, cuerpo de Cristo; Iglesia,
familia de Dios; Iglesia, pueblo de Dios; Iglesia vivificada por el espíritu
de Dios. Este concepto de pueblo de Dios, riquísimo en todas las
consecuencias es lo que le da en la era cristiana a la familia, una elevación,
porque es familia cristiana donde el padre, la madre, los hijos, pertenecen
a otra gran familia que es la Iglesia, pero la Iglesia cuenta con esa
célula familiar. De tal manera que la Iglesia será el producto de familia
cristiana. Cuando más Iglesias domésticas haya en la Diócesis, verdaderas
comunidades de fe, de caridad, de amor, de esperanza, de oración, esta será
también la riqueza de nuestra Iglesia; y, también, cuanto más Iglesia sea
nuestra Arquidiócesis, más Iglesias serán las familias… Se introduce, pues,
con el cristianismo el misterio de la Iglesia en la familia. Por eso,
cuando en la Iglesia cristiana se bendice un matrimonio se le descubre el gran
panorama que no conocían como simple amor de hombre y de mujer. Cuando se le
dice que no es más que una figura del amor con que Cristo ama a la Iglesia y
el esposo se convierte en Cristo y la esposa en Iglesia, y el amor inseparable
de Cristo y de la Iglesia que irá a través de la historia venciendo
dificultades, tentaciones, violencias, siempre uniéndolos más, siempre fecundos
en la santidad, siempre Iglesia de Cristo, eso tiene que reflejarse también en
la fidelidad del matrimonio a pesar de las tentaciones, de las dificultades, de
todo aquello que quiere romper la maravilla de la unidad en la Iglesia… San
Pablo, en la epístola que se ha leído hoy, primero enumera los elementos
eclesiales para concluir allá, al final de la epístola, los deberes de familia.
Como para decir: en ese mar de la Iglesia se sumerge la familia, la cual
tiene que ser una pequeña Iglesia en el conjunto de toda la Iglesia… así
como el Israel del Antiguo Testamento Dios lo hacía su familia y se llegaba a
comparar en el esposo y la esposa que a pesar de sus traiciones siempre le es
fiel, así la Iglesia el Nuevo
Testamento es pueblo sacro, es decir, consagrado a Dios, pueblo amado de Dios,
pueblo elegido por Dios…
Este es el gran privilegio de los
cristianos, llevar este uniforme de virtudes y estar convocados a ser un solo
corazón con el corazón de Cristo… los laicos en el mundo: sacerdotes del
bautismo. Por el bautismo todos ustedes, familia de Dios, tienen que celebrar
su misa en el mundo. Ustedes celebran misa, aquí ha dicho San Pablo cuál es
la misa del laico: "Todo lo que hagáis, hacedlo en el nombre del Señor
Jesús"… En el documento de Puebla se resume todo lo que les estoy
diciendo en este pensamiento cuando habla de la familia, dice: "La
pareja santificada por el sacramento del matrimonio, es un testimonio de
presencia pascual del Señor", es decir, ya no es simplemente el
matrimonio del Antiguo Testamento, es el matrimonio de los bautizados que
llevan la marca de la Pascua, la muerte y la resurrección de Cristo. Donde
quiera que hay un matrimonio de cristianos, hay un Testimonio de la presencia
pascual del Señor. La familia cristiana de amor y de servicio es lo que hace
felices a las verdaderas familias cristianas. Cuatro relaciones
fundamentales de la persona encuentran su pleno desarrollo en la vida de
familia: paternidad, filiación, hermandad, nupcialidad". O sea,
relación de padre a hijo, paternidad; relación del hijo o hija a padre y madre,
relación de filiación; relación entre los nacidos del mismo matrimonio,
hermanos, hermandad; y los dos principios de la familia: el esposo y la esposa,
relación de nupcialidad. ¡Qué bonita síntesis!... "Estas mismas
relaciones componen la vida de la Iglesia, experiencia de Dios como Padre.
También aquí hay un padre que nos llama hijos a todos nosotros; experiencia de
Cristo, como hermano. Sentimos que Cristo es nuestro hermano en una gran
familia del único padre Dios; experiencia de hijos con y por el hijo, unidos a
Cristo. Por eso es tan interesante en la comunidad Iglesia que se destaque
Cristo, sobre todo. Cristo es el principal de nuestras reuniones, en torno de
él nos sentimos hermanos y entablamos relación de hijos con nuestro Padre. Y
experiencia de Cristo como esposo de la Iglesia, lo que es el esposo y la
esposa en el hogar, lo es en la Iglesia, Cristo y la Iglesia que es el
conjunto de todos los fieles. "La vida en familia, reproduce estas cuatro
experiencias fundamentales y las participa en pequeño, son los cuatro
rostros del amor humano". Con solo esta síntesis tendríamos por toda
la homilía. Los cuatro rostros del amor humano que se viven en la
Iglesia en forma grandiosa con Dios, con Cristo, los vivimos en el hogar en
forma pequeña con nuestros padres, con nuestra madre, con nuestros hermanos…
Lo que queremos, hermanos, en resumidas cuentas son familias con espíritu de
Iglesia… "Decimos esto -dice Puebla- porque en esta búsqueda de
una familia, la Iglesia que es familia, puede darle la respuesta a sus
necesidades. No se trata aquí de táctica psicológica sino de fidelidad a la
propia identidad porque la Iglesia no es el lugar donde los
hombres se sienten, sino donde se hacen familia de Dios, real, profunda
y ontológicamente". No venimos a sentirnos familia sino de verdad a
hacernos familia. Se convierten verdaderamente en hijos del Padre, en
Jesucristo, quien les participa su vida por el poder del espíritu mediante el
bautismo. Esta gracia de la filiación divina es el gran tesoro que la
Iglesia debe ofrecer a los hombres de nuestro continente. Esta gracia de la
filiación divina. Por eso, hermanos, yo insisto tanto en que seamos Iglesia
auténtica”.
En este apartado san Oscar ahonda lo planteado en el primer apartado:
·
En
una iglesia doméstica, la necesidad más grande de la Iglesia latinoamericana,
los padres de familia son los primeros sacerdotes para sus hijos. Mutuamente se
santifican y elevan hacia Dios. La Iglesia, vivificada por el Espíritu, es la Esposa
de Cristo porque la vida de Cristo circula en todos los bautizados. Ésta
realidad es la que debe impulsar a cada familia cristiana.
·
Iglesia
doméstica comporta que cada uno de los miembros de la familia pertenecen a la
Iglesia, Familia de Dios, como comunidades de fe, esperanza, amor, esperanza y
oración, introduciendo el misterio de la Iglesia en la familia.
·
En
una iglesia doméstica el esposo se convierte en Cristo y la esposa en Iglesia,
cuya fuerza del amor Cristo-Iglesia purificará y elevará todo egoísmo y
concupiscencia, viviendo la fidelidad conyugal, gracias a sumergirse en el mar
del Amor de la Iglesia.
·
La
Iglesia en cuanto pueblo consagrado, amado y elegido de Dios, se aplica también
a la iglesia doméstica.
·
La
Iglesia doméstica por el sacramento del matrimonio es un testimonio de la
presencia pascual del Señor.
·
La
felicidad de la Iglesia doméstica consisten en amar y servir tanto en la
paternidad, filiación, fraternidad y nupcialidad, las mismas relaciones que
componen la vida de la Iglesia en torno al Padre, al Hijo-Hermano, la
fraternidad y la nupcialidad Cristo-Iglesia. Estos cuatro rostros del amor
humano se viven en la familia, aprendiéndolos dentro de la Iglesia de modo
real, profundo y ontológico.
·
La
filiación divina es el gran tesoro que ofrece la Iglesia a los hombres de todos
los tiempos.
La Familia, una prioridad
pastoral de la Iglesia en América Latina
“El Papa nos encomendó mucho en
Puebla, en el discurso dirigido a los obispos. Entre las tres prioridades de
la pastoral en América Latina, la primera, puso la familia; la segunda, las
vocaciones sacerdotales y religiosas; y la tercera, la juventud… Hablando a los
obispos, les dijo el Papa: "Haced todos los esfuerzos para que haya en
vuestras diócesis una pastoral familiar. Atended a campo tan prioritario
con la certeza de que la evangelización en el futuro depende en gran parte
de la Iglesia doméstica. Es la escuela del amor, del conocimiento de Dios, del
respeto a la vida, de la dignidad del hombre"… Vosotros familias que
podéis disfrutar del bienestar, no os cerréis dentro de vuestra felicidad. Abríos
a los otros para repartir lo que os sobra y a otros lo que les falta…"
Y una palabra muy sabia del Papa: "Familias oprimidas por la pobreza, no
os desaniméis y sin tener el lujo por ideal, ni la riqueza como principio de
felicidad, buscad con la ayuda de todos, superar los pasos difíciles en la
espera de días mejores… Familias visitadas y angustiadas por el dolor
físico o moral, probadas por la enfermedad o la miseria, no acrecentéis a
tales sufrimientos, la amargura o la desesperación sino sabed amortiguar el
dolor con la esperanza”.
Este apartado es una llamada para que los obispos implementen como primera opción la pastoral familiar:
·
Por
todo esto, la familia es la prioridad uno a nivel pastoral para nuestro
continente, haciéndose urgente y necesaria la pastoral familiar en cada diócesis,
sabiendo que el futuro de la evangelización depende de la iglesia doméstica,
como escuela del amor, del conocimiento de Dios, del respeto a la vida y de la
dignidad del ser humano.
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